12/4/07

Recordar es Vivir, primera parte

Como dije antes, soy montecristeña, de Villa Vásquez (Vasquez Villeage, para los que estamos en "gringolandia"). Es posible que muchos dominicanos no hayan escuchado hablar de ese pueblo, o no se imaginen que exista. Lo mismo que me ocurre cuando escucho nombrar algunos pueblos que (disculpen la ignorancia) a mi entender no se encontraban en el mapa. En esta ciudad he conocido muchos dominicanos que como yo, han venido de esos pueblos "desconocidos", pero que tenemos algo en común, una infancia que disfrutamos al máximo: Por ejemplo, en cada casa no podía faltar un árbol frutal, pues los patios eran inmensos y se podía "sembrar de todo". Recuerdo que en mi casa habían matas de coco, de cereza, guanábana, limón, mango, naranja agria, lechoza (papaya), chinola, granadas. Donde los vecinos había limoncillo, tamarindo, almendras, aguacate y mis amigos y yo íbamos a "marotear" por todo el barrio. Hasta había una casa que tenían una mata de uvas y una de higos (ya ustedes saben, eso era "muela de gallo"). Mis amigos me cuentan que cerquita de su casa estaba el río y todas las tardes iban a bañarse allí. En esos tiempos no habían tantos carros. Tu te podías acostar en el medio de la calle por una hora sin temor a ser atropellado, y los apagones eran un pretexto para una reunión improvisada, en la que cada vecino sacaba su silla de "guano" o "cuero" y se sentaban al frente de una de las casas a hacer cuentos o juegos y los niños jugaban en las calles a las escondidas, el pañuelo, la cinta, ambos a dos (ambosador, si se acuerdan mejor), el loco paralizao, flor y convento, etc. Los apagones eran muy escasos. Hoy es lo contrario. No existían las franquicias como Mc Donald, Burger King, Wendys, Pizza Hot, Dominos, KFC, etc. Eramos felices con un sandwich de pan "sobao" o "de agua" con salami, o queso amarillo (no creo que era Holandés, Cheddar, Gouda o Edam), o el mas fino, queso Geo, acompañado de un refresco Country Club rojo, merengue o de uva. Los helados los vendía un señor en una carreta, o las vecinas hacían helados de coco, tamarindo, "mantecado" y avena. No nos preocupábamos por las calorías, los carbohidratos, ni los trans fat, pues no habían las comidas de caja, que se calientan en el microondas. Que por cierto, no existían en esos pueblos. Las meriendas en los colegios y escuelas eran un esquimalito, galletas cien en boca, bollitos. Había una señora que vendía unos sandwichitos de salami guisado con repollo y tomate (qué ricos) y jugo de limón o piña. No existían los "pampers" o pañales desechables, sino que los bebés usaban pañales de tela, que se lavaban con jabón de cuava y luego se ponían a hervir para blanquearlos. Había un parque que tenía cuatro columpios, un trompo y un sube y baja y los sábados y domingos era un lleno total. Teníamos que hacer una fila larguísima para montarnos en algún juego. También había un cine donde vi todas las películas de Pedrito Fernández. Me imagino que muchos de ustedes se han sentido identificados con este comentario, si es así, me alegro mucho, porque tuvieron una infancia feliz, su opinión es muy importante. Me gustaría saber cómo fue la de ustedes, sobre todo en otros países. En la segunda parte les seguiré hablando de todo lo que vivimos los habitantes de esos "pueblos desconocidos" en nuestra infancia.

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